LA VOZ DE MADAME VENAIL

La señora Venail ya tiene unos años, aunque más de los que aparenta. Tiene un piano en el salón de su casa, donde se entretiene las mañanas que no está de viaje. Sabe dos idiomas, el suyo y otro, y ninguno de esos dos los conozco, al menos todavía.
La señora Venail tiene una voz dulce. Una vez, cuando era mas joven, la tuvieron que operar de la garganta, y por error, le cortaron las cuerdas vocales. Perdió la voz, y no podía hablar (lógico). Puede ser por eso que empezara a tocar el piano, puede ser, peut être.
Por aquel entonces, Calogero petaba en la radio con un tema que no recuerdo muy bien. La señora Venail escuchaba la radio a menudo. Era su consuelo, ya que no podía escucharse a si misma.
Una mañana, se levantó a encender la cafetera como todos los lunes, miércoles y viernes, luego se metió en la ducha, y empezó a cantar:

“'arrive à me glisser / Juste avant que les portes ne se referment / Elle me dit "quel étage" / Et sa voix me fait quitter la terre ferme / Alors”
(Calogero, En Apesanteur)

De repente, se le cayó la esponja. Salió corriendo de la ducha, cogió el teléfono lleno de polvo, y llamo a su hijo.
Desde entonces se le pone el vello de punta al contar esta historia.

Yo a penas conozco a Madame Venail, hemos coincidido dos días, pues ella estaba de viaje. Ni siquiera sé si la historia es así, porque me la contó en francés, pero a mi me gusta pensar que, a veces, puede que lo que pensemos sea lo que realmente sucedió.
Pero bueno, realmente, solo soy el chico que le subió la canción de Calogero del CD al iPod.

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