LA NIEVE

Volvieron las nieves a Zamora, otro año más, pero con un día de retraso. Parece mentira, pero una misma cosa causa sentimientos contrarios en distintas épocas de tu vida. Hace un año y un día, se presentó la mañana nevada, al igual que hoy. Ese mismo día escribí:
“Me encanta la nieve, es como la lluvia, pero no moja, quiero decir, moja mucho menos”
Nada mas lejos de la realidad a día de hoy. Hoy al hablar con la gente, di mi opinión, en contra de la nieve, sinónimo del frío y los resbalones. Narices y orejas rojas, y cara tiesa.

El año pasado, deseé que estuviera todo el día nevando, para salir a la tarde de paseo, además de aprovechar la mañana, en vez de seguir estudiando materiales. Un año después, con materiales todavía suspensa, aún no he sido capaz de empezar a estudiarla de nuevo, ni tengo ganas de paseo.

Puede ser porque este año madrugo de lunes a viernes, me levanto siempre siendo de noche, cual estudiante de instituto. Dormir menos de siete horas, algunos lo toleran, pero yo no. Será por eso que ya no escribo, ni leo, ni estudio, y apenas vivo, malvivo. En fin, este último año en Zamora se está pasando como nada, no como lo planeé.

Aquella tarde no nevó, donde había gris salió el sol, y estuve toda la tarde buscando entre las nubes el lugar donde el cielo se teñía del color de tus ojos. Hoy, 366 días después, puedo asegurarte que no lo encontré, ni aquella tarde, ni en otras muchas que perdí mirando en el fondo del estanque de los patos.

Hoy, te puedo asegurar también que no volví a buscarte desde el día que se me ocurrió mirar al horizonte, para ver como esos ojos, cambiaban de color.


NIEVE

Ayuda Manolillo, se secó el tintero

el de tu escritorio junto al cenicero (8)

Necesito dos noches de "Extrechinato y tu"

CRUCE DE MIRADAS

No hay princesa ni bruja que me pueda enamorar… solo tú.

Por mirarte casi muero en aquel paso de cebra, tu aura eclipso mi capacidad de razonar, y no pude girar la cabeza a ver si venia un auto con intención de matarme.
Tú, que si miraste a la calzada, cruzaste a la par mía, consciente.
Yo, inconsciente, no me daba cuenta que la vida me daba una oportunidad.
Tu, elegante y sonriente, me miraste y no me viste.
Yo, imbécil y estúpido, merecía haber sido atropellado por un camión, por no decirte nada.