Aquí estoy parado en distintas capitales.
Simplemente quieto, mirando.
Sentado en una terraza, mirando hacia la gente.
La gente va pasando.
Unos se detienen a mirarte, otros no.
Unos una semana, otros tres semanas, otros un mes.
Algunos te piden un numero, una dirección, y prometen llamarte
Otros, (los menos) acercan una silla a tu mesa, te preguntan si se puede, y se sientan a tu lado.
Allí se quedan contigo, hasta que cierre la terraza.
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