LA UNICA

Una lagrimilla en el ojo izquierdo es la que te indica que ya has despertado. Fue un sueño precioso, pero ya se ha terminado. Estas dos semanas de prorroga sirvieron para que ella se decidiera a despertar, a aferrarse a la realidad, a vivir su vida, donde tu ya no figuras. Ahora, su ausencia e indiferencia te obligan a despertar. A lo mejor piensa que hace lo correcto, que es mejor que cado uno siga con su vida, ella con sus leyes y tu con tus canciones. Es una pena, pero después de todo, no es la mejor chica con la que has estado, ¿no? vamos, que nunca fue la más sincera, ni la que más se preocupaba por ti. Ya se que tenia algo especial, algo que la hacia destacar de entre las otras, y es que ella te miraba de otro modo. En fin, no creo que crucificarla te ayude en algo, yo creo que seria mejor que recuerdes los momentos bonitos, y no los que pudieron ser, aquella rosa, aquella playa, aquel viaje que hicisteis, aquel verano.
No tires esas fotos, es lo único que te queda de ella, ¿qué quieres? ¿perderla del todo? ella te regalo su voz y su sonrisa, creo que deberías apreciar mas los regalos, seguro que ella todavía se acuerda de vuestra primera rosa. Seria bonito pensar que todavía la tiene, aunque fuera seca, en un cajón, y que cuando lo abre y la ve, se hace la sorprendida, y esboza una sonrisa, y aunque el destino la ligue a otra persona, siga sonriendo por ti.
Te he dicho que no tires esas fotos, pero tranquilo, ya estoy acostumbrado a que pases de mí, es lo que tiene ser simplemente voz, aunque sea la voz de tu conciencia, la única privilegiada que ha compartido todas las noches de tu vida.

Negras Tears

La cruz en lo alto gobernaba la habitación, en el cabecero de la cama había un espejo con un arlequín que lloraba lágrimas negras, y sobre este se encontraba un tablón donde había unas cuantas fotos de unos pocos recuerdos.
Sobre la cama reposaba su guitarra, la vieja, con muescas hechas a mano indicándole los trastes tercero quinto y séptimo.
En la pared de enfrente se encontraba su escritorio, con su ordenador portátil sin conexión a internet, y una pila de libros en inglés y los periódicos de la última semana. Encima del escritorio, clavado en la pared, había un portarretratos, que tenia escrito el origen de su nombre, para recordarle de donde venía. Aun por encima había una balda, que sostenía aquella colección de libros que nunca consiguió acabar, y esos dos cuadros con las entradas de los espectáculos que había asistido que esperaban ser colgados en su hueco en la pared. En el extremo opuesto de la balda se encontraban los CDs de música, y las ya empolvadas cintas de cassete.
Un armario, un puente y un arcón rellenaban el resto de la pared, mientras que un ampli, dos sillas y una maleta, hacían lo propio con el suelo de la habitación.