APRENDIENDO

“Hay un tipo de amistad así. Que comparte miradas y proyectos. Que perdona y se siente perdonada por el que es mayor. Que comprende la fragilidad y la herida, y valora la fortaleza como talento compartido. Que está hecha de risa y compromiso, de lágrimas desveladas y brazos que apoyan. Una amistad de ternura y firmeza, de sinceridad compasiva, de novedad y rutina, de descanso y tarea, de crisis y renacer. Crece con el tiempo. También pasa por su infancia y por su adolescencia, por su idealismo jovial y por la sabiduría adulta. Se aquieta y se serena, pero sin gastarse. Tiene nombres, cada quien sabe cuáles. Y evoca historias, conversaciones gestos, encuentros, caminos cruzados y descruzados. Sabe abrazar, pero sin poseer. Sabe acoger, y también deja partir.”

José Mª Rodríguez Olaizola

“Ignacio de Loyola, nunca solo.”

80 AÑOS

Muchas veces me he preguntado si el amor puede ser eterno. Dependiendo del estado de ánimo consideraba una cosa u otra. He visto como sentimientos que parecían muy vivos se iban apagando hasta desaparecer, al igual que otras veces los he visto crecer poco a poco o aparecer de la noche a la mañana, y ser inmensos en solo unas horas de existencia hasta el punto de sentir que no te caben más sentimientos dentro de ti. Muchos dicen que en lo inestable del amor reside la mayor parte de su belleza, y es por eso que el amor todo lo puede, que el amor solo basta.

Entonces, de lo inestable del amor se puede sacar en conclusión que no es eterno. Sería lo lógico, ¿no? Pero, ¿por qué cuando estamos enamorados nos negamos a creer esto? si nos hemos pegado batacazos, hemos visto historias preciosas desmoronarse, hemos sufrido por amor, ¿qué nos hace pensar que en esta ocasión va a ser distinto?

Supongo que será otra cualidad del amor, que cuando llena tu vida, no te imaginas tu vida sin el. La verdad, ahora mismo me puede esta sensación, aunque empíricamente parece que todo apunta a que es algo temporal, algo dentro de mi me dice que no lo es, que todo lo anterior fue distinto, que esto es nuevo, que esto no se va a acabar, por que es de verdad.

Le he estado dando vueltas a esto algunos días, desde que descubrí (gracias a madrugar) que mi abuelo, con sus recién estrenados ochenta años, se levanta todas las mañanas media hora antes (con el frío que hace en su casa) para prepararle el desayuno a mi abuela y llevárselo a la cama, que la pobre ya no sabe donde tiene la cabeza, se le olvida hasta comer, y mi abuelo, que siempre esta pendiente de ella, se fija en todo, y si no quiere comer la abuela, pues en vez de café, le “engaña” y le pone un colacao con perrunillas que alimenta mas. Y nunca se queja ni refunfuña, y se esta con ella los 20 minutos que tarda la pobre en tomarse las pastillas para que no se lo olvide, y no pierde nunca la paciencia, ni le levanta la voz, ni le recrimina nunca nada, aunque a veces mi abuela no recuerde quien es su marido, el esta allí para recordárselo, porque el amor es así, porque a pesar de todo, el amor puede, y al parecer, como me ha enseñado mi abuelo, el amor verdadero si es eterno.